Alitzel & Eduardo

El Comienzo de Todo

Bajo un cielo cualquiera, dos destinos comenzaron a entrelazarse; ella, una joven estudiante de preparatoria; el, un universitario que la vio por primera vez en una reunión, la recuerda con un vestido blanco con dorado, aquello quedó grabado en su memoria. . Así comenzó un cortejo moderno, a través de mensajes donde la insistencia de él y el humor juguetón de ella sembraron la primera semilla de lo que vendría.

Nuestra Primera Cita

La primera cita fue un tímido, pero encantador preludio. Con el pretexto de un descanso antes de la universidad, ella aceptó una invitación al cine. Los nervios de él eran tan palpables que, en lugar de un gesto audaz, solo acertó a acariciarle el cabello, un toque sutil que, sin embargo, lo decía todo. Al final, la acompañó a la terminal, dejando en el aire la promesa de un nuevo encuentro.

La Promesa de Bellas Artes

El verdadero punto de inflexión llegó con un desafío. Cuando ella se mudó a la Ciudad de México, el amor se enfrentó a la distancia. “Si vienes hasta aquí y me lo pides en persona, seré tu novia”, le dijo ella, en una prueba que lanzó al viento, quizás sin imaginar la fuerza de su eco.

Él no dudó; emprendió el viaje, transformando una condición audaz en el más romántico de los peregrinajes. Bajo la majestuosa cúpula de Bellas Artes, sus caminos se unieron definitivamente. Como si el destino quisiera ser testigo, un vendedor ambulante se les acercó, ofreciéndoles dos pulseras —una gris, una morada— como presagio de un amor eterno. Y fue allí, con la ciudad como escenario, que él le hizo la pregunta y ella, con el corazón rendido ante tal gesto, susurró el “sí” que lo cambió todo. A sus 18 y 19 años, comenzaron a escribir el primer capítulo de su vida juntos.

Un Amor entre Libros y Quesadillas

Tras esa promesa, su amor floreció en los momentos robados al tiempo. En el corazón de Toluca, sus mundos convergían antes de que ella comenzara su jornada laboral. No eran grandes gestos, sino detalles que construían un universo propio: libros de García Márquez que pasaban de mano en mano, un “desayuno” compartido frente a la belleza del Cosmovitral y quesadillas gigantes que sabían a gloria. Eran pequeños rituales que tejían, puntada a puntada, el tapiz de su afecto.

Juntos en la Distancia y la Adversidad

A lo largo de siete años, su amor ha demostrado ser un faro resiliente. Han navegado por la alegría de verse los fines de semana y han resistido tormentas como dolorosas pérdidas familiares que pusieron a prueba su estabilidad. Incluso una pandemia, que los separó físicamente por ocho largos meses, no pudo apagar la llama que se mantenía viva con llamadas diarias. Fue una pausa que solo hizo más anhelado el reencuentro.

De Estudiantes a Compañeros de Vida

De jóvenes estudiantes que contaban monedas para una salida, se han transformado en compañeros de vida, explorando el mundo desde una nueva perspectiva. Las citas sencillas dieron paso a conciertos que aceleraban el pulso, partidos que los unían en una misma pasión y museos donde descubrían nuevas formas de belleza. Cada experiencia, una nueva capa de profundidad en su relación.

Nuestro Siguiente Capítulo

El 27 de septiembre marca el aniversario de ese “sí”, un día para celebrar siete años de crecimiento, paciencia y constancia. Han pasado de ser dos adolescentes a ser dos adultos que construyen un futuro, demostrando que el amor verdadero no es un encuentro fugaz, sino un viaje compartido. Una historia de dos almas que, a pesar de los desafíos y la distancia, siempre encontraron el camino de regreso, el uno al otro.

Y ahora, estamos listos para escribir el siguiente capítulo, el más importante de todos. ¡Nos llena de alegría que sean parte de él!